domingo, 11 de enero de 2015

La convocatoria errónea

   Abren todos los noticiarios con la manifestación de París, una concentración tras el asesinato de 16 personas a manos de musulmanes nacionalizados franceses. La manifestación ha estado encabezada por decenas de jefes de Estado o de Gobierno de multitud de países, tanto europeos como extra europeos, y por una legión de ministros, diplomáticos, secretarios generales y cargos políticos varios que no querían perderse la oportunidad de salir en una foto que, sin duda, ha hecho Historia.

Y ahí es donde nos encontramos el primer fallo de la manifestación, el seguir a los gobernantes o legisladores que no impidieron la masacre. Diríase que como un rebaño manso tras su pastor desidioso. Gobernantes y legisladores que, además, no han mostrado ninguna voluntad de revertir esta situación, esta amenaza a la población sobre la que gobiernan. Pero eso no es todo.

El segundo fallo de la manifestación es, precisamente, el modo en el que el pastor desidioso, el gobernante o legislador, ha planteado la convocatoria. Literalmente, convocan la concentración por la unidad contra el terror. Pero excluyen de la convocatoria a Marine Le Pen y su Frente Nacional, es decir, excluyen a un tercio de la población francesa. Precisamente a quienes más en contra están del terrorismo musulmán, del ataque incesante del Islam. Y esa exclusión –que suena ridícula junto a la palabra unidad del lema- no es gratuita ni inocente.

Marine Le Pen se perfila como la siguiente inquilina del Palacio del Elíseo. Y lo es, además de por sus propuestas que llegan a la población y del cumplimiento de éstas en las políticas municipales donde el Frente Nacional ha llegado al poder, por las faltas tremendas de sus adversarios políticos, de los partidos demócratas. Françoise Hollande ha convertido, así, una manifestación contra el terrorismo musulmán en un acto de campaña del que sólo él pretende salir beneficiado.

Es de una torpeza mayúscula: no será el arropamiento de mandatarios extranjeros lo que dará o quitará la presidencia francesa a Hollande sino la falta de apoyo del pueblo francés, que sufre día sí, día también el abuso de buena parte de la población inmigrante, que se niega a integrarse en la sociedad que generosamente le abrió la puerta.

Por otro lado, plantear el enfrentamiento como democracia vs. terrorismo es otra de las innumerables mentiras tras las cuales los gobernantes europeos pretenden ocultar su ineptitud o, en el peor de los casos, complicidad por acción u omisión. El terrorismo no es, como quieren hacernos ver, una ideología contra la cual se pueda luchar sin más. El terrorismo es una táctica, es una estrategia que se usa siempre que dé resultado. Hoy el terrorismo es musulmán, ayer fue marxista, anteayer anarquista. Plantear, por tanto, el combate como contra el terrorismo es tomarse a broma la situación en la que nos encontramos.

Para resolver un problema no basta con ir contra las consecuencias o contra lo circunstancial sino que es necesario acabar con la causa, con la esencia del problema. Así, un médico tratará una enfermedad eliminando la causa de ésta y no se dedicará en exclusiva a combatir los síntomas. La enfermedad se llama Islam, el síntoma se llama terrorismo. No verlo o no querer aceptarlo pone en peligro la vida del paciente. Y el paciente se llama Europa, se llama Occidente. El paciente en riesgo somos nosotros mismos.

CeR

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios necesitarán de la aprobación de un administrador. No se admitirán comentarios con obscenidades ni expresiones de mal gusto, así como insultos, difamaciones o calumnias.