Pero lo que nos ocupa y preocupa es el uso inapropiado y
adulterado de la información, convirtiéndola tan solo en una herramienta de
manipulación con intereses partidistas -no olvidemos que Francia está en
periodo electoral y la candidatura de Marine Le Pen, del FN, ha tomado
suficiente fuerza para ser la opción a las candidaturas de derechas e
izquierdas-. Por ejemplo, mientras se sostuvo la idea de que el asesino era un
neonazi relacionado con el FN, en los medios de comunicación más importantes
del mundo, incluidos los españoles, se le llamó “terrorista”. Tan sólo unas
horas después, cuando supimos que el terrorista se llama Mohamed Merah y es de
origen argelino, automáticamente los titulares trocaron los calificativos por “presunto
asesino”.
No dejaría de ser anecdótica esta manipulación tan burda y
torpe si no fuese porque no es rara sino más bien habitual en el mundo periodístico:
la prensa depende tanto de las autoridades en el poder y está tan infecta de
intereses políticos, totalmente ajenos a la deontología de la profesión periodística,
que convierten el noble oficio de informar en una especie de sórdido trabajo de
crear rumores y contra-rumores sin el más mínimo interés en informar
verazmente. Además, como consecuencia directa, el derecho a la libre información
se ve convertido en un eslogan, en un alfiler que poner en la solapa del político
de turno en el poder. No tenemos más que mirar los titulares y la información
de los diarios y revistas con una tendencia política -perfectamente conocida- o
con la otra: sirven sin parar a los intereses de los partidos, como buenos
siervos ante su señor. ¿Y dónde queda el periodismo de verdad, la veracidad y
la independencia? Simplemente, son marginales y, con contadas excepciones, se
encuentran en la red.
A pesar de todo, desde Cruzando el Rubicón, medio
independiente y veraz, no queremos perder la esperanza en el gremio. Es la hora
de los que ejercen el oficio periodístico: decidir si están dispuestos a seguir
con ese juego suicida de su profesión o plantarse ante quien quiere usarlos
como peones en una guerra que, sin duda, no es la suya.
Cruzando el Rubicón
El verdadero drama sucede cuando el periodista, solidariamente con el partido político en el que milita (siquiera intelectualmente hablando), y sin que éste se lo pida, se pone a hacer campaña en favor de una u otra tendencia, retorciendo los hechos para que se acomoden al mejor perfil de su candidato
ResponderEliminarPara mí el hecho más digno de investigación psicológica se produce cuando el periodista presuntamente alieanado, sufre un súbito despertar de su conciencia, se adueña de ella, y comienza a despotricar de todo aquello que antes defendía a capa y espada. Bueno capa y espada de plastilina, ya que como dijo el gran Groucho "éstos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".
ResponderEliminarPubliqué antes de leerlo aquí:
ResponderEliminarhttp://blogs.andalunet.com/gonzalo/2012/03/22/disimula-que-resulta-que-es-mor-de-origen-magrebi/
Lo dicho, que lo malo es que no nos extrañaremos ahora de su actuación...