Porque ésa es una de las enormes pérdidas que se ha tenido
en esta jornada de huelga: los españoles, azuzados unos contra otros por parte
de los líderes de dos bandos que, más tarde, se reparten entre ellos el pastel
pagado por los impuestos de todos o malvendiendo las propiedades públicas -es
decir, otra vez, de todos-.
No es así como se hace país, como se hace nación. Las
razones que impulsan a esta huelga no son, como muchos han pretendido
aparentar, numerosas críticas a la reforma laboral hecha por el PP -críticas y
oposición que, sin duda, serían perfectamente justas: la reforma desampara al
trabajador todavía más y no beneficia al pequeño y mediano empresario sino a
las grandes cadenas que ahogan la economía familiar, principal sostén social y
económico de un país de personas libres-. Nosotros, desde Cruzando el Rubicón,
sostenemos que la huelga general, a pesar de las apariencias, es un montaje
para poder vender en Europa que las reformas de Rajoy son suficientemente agresivas.
Es decir, tanto sindicatos como partidos y Gobierno, incitan a los españoles al
odio mientras se negocia el futuro de éstos, las condiciones de vida, los
derechos laborales o políticos y tantas otras cosas en sedes muy lejanas y
ajenas a la supuesta de representación de soberanía nacional. Definitivamente
no son los españoles los que, en ningún caso, tengan poder de decisión sobre su
propio futuro sino ejecutivos extraños que poco o nada les importa la dignidad
de las personas siempre que esa dignidad no les dé beneficios.
La respuesta popular a las reformas injustas e inoperantes
del Gobierno debe existir pero no guiada ni comandada por quien forma parte del
mismo constructo en el poder: los llamados sindicatos mayoritarios. Así, desde
Cruzando el Rubicón nos oponemos tanto a la reforma laboral como a esta huelga
y rechazamos de plano esa concepción maniquea y superficial de la vida social
en España: conmigo o contra mí. Pues nosotros, ni con unos ni con otros.
Cruzando el Rubicón
Uno de los papeles de los sindicatos mayoritarios españoles es controlar y mantener dentro del sistema las protestas que puedan surgir del pueblo sobre temas laborales, para acto seguido, con actuaciones teatrales más o menos conseguidas, apaciguar las aguas.
ResponderEliminarQuisiera poner una vela en favor de estos sindicatos, sin cuyo papel estratégico el actual estado de derecho, nuestra actual democracia y la joven monarquía parlamentaria se vería peligrosamente debilitada.